jueves, 15 de septiembre de 2016

Esotérica península

Solo por la acera doy tumbos por entre el gentío. No me choco con nadie, están lejos. Para llegar a mi isla hay que atravesar un vasto mar, parte de él mi incómoda personalidad, parte la de los demás, parte también mis lágrimas. Con frecuencia ayudo a alguien a atravesarlo, les pido socorro, siento que corro peligro, pero pasan de largo; en la siguiente isla hay una glamurosa fiesta; en la mía, estoy intentando hacer fuego con un par de palos, frotando dos piedras. Presiento que si nadie viene moriré. De frío, quizá de inanición. O ahogado por mi mar, que cada día crece, que cada día contiene más lágrimas.

jueves, 11 de agosto de 2016

La biblioteca de la Humanidad

Siempre sentí admiración por la naturaleza humana. Nuestra hambre de conocimiento, de ser más que simples primates especialmente hábiles, nos ha guiado durante milenios a través de este inhóspito mundo, resguardándonos en las Matemáticas, la Literatura, la Filosofía, la Música... En tiempos antiguos, hoy ya tinta sobre papel y óleo sobre lienzo, hubo auténticas maravillas dedicadas al ser humano, obras admirables y grandiosas que desde el pasado nos dan un empujón para que abandonemos la desidia que hoy enturbia a Occidente. Hablo de la Academia de Atenas. Hablo de la Biblioteca de Alejandría. Hablo de, ya más actuales, las Universidades de Oxford, Salamanca, Cambridge, ellas tres ecos de esa época en la que, pese a la tenaz dictadura moral y social de la Biblia y quienes la interpretan, se iba a la Universidad a aprender algo y no a abonarse a un puesto de trabajo. En estos lugares, el ser humano se liberaba de sus lastres mortales e intentaba trascender, saberse un dios, conocer todo aquello que asombra nuestras almas.

Las bibliotecas son auténticos paraísos para quienes queremos saber más de lo que ya creemos saber. Cuentan con una estética especial, única e inherente, la estética de renovar y poner a prueba conocimientos, de sentirnos inconformistas y superarnos día a día como seres inteligentes, o así nos intentamos hacer llamar, con más o menos atino según el individuo. No se sabe con exactitud la fecha ni la autoría, pero sí la razón de por qué a mediados del siglo III a. C, la Biblioteca de Alejandría ardió, y con ella papiros y papiros de escritos de los más grandes genios hasta la época. Se estima que en ella había más de 900.000 papiros. Sócrates, Platón, Aristóteles, Sófocles, Diógenes el Cínico, Pitágoras, Heráclito, Parménides, Anaximandro, Anaxímenes, Demócrito... Mucho de lo que por sus mentes pasó acabó reducido a cenizas, las cenizas que producen la guerra y la arrogancia, también parte de nuestra naturaleza, esta más vergonzante y deleznable. El mundo de la Literatura es maravilloso, desconocido y profundamente infavalorado. Sin moverte de tu casa, del tren, el autobús, la playa o dondequiera que estés, puedes surcar la mente de genios tales como Hermann Hesse, José Saramago, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Nietzsche o los anteriormente citados. Es más, puedes leer reflexiones de autores contrapuestos ideológica y pragmáticamente, como pueden ser Hitler y Marx, y de ellos extraer tus propias conclusiones. Sospecho, pues, que los verdugos de la Biblioteca de Alejandría no conocieron jamás los placeres de aprehender aquello que nos supera pero que nos intriga hasta la locura, tal y como le ocurre hoy en día al hombre moderno, sumido en el peor de los nihilismos, del que no se ve salida y sobre el que no sé si prefiero la religiosidad, ya que esta sí censura y la desinformación no es una opción, pero hoy en día la información es prácticamente infinita, e igual desprestigiada.

Sin embargo, no fueron los romanos, culpables del fuego de Alejandría, los mayores censuradores de la Historia. Me atrevería a decir, además, que fueron los menores, ya que en esa época el nivel de información disponible era menor que en la Edad Media ni fueron famosos por ello. En la Edad Media, sin embargo, los frailes, sobre todo, ya empezaban a dar muestras de su capacidad lírica y narrativa, siendo en muchos casos censurados por el Vaticano. Qué curiosa e irónica práctica. Así pues, tras la quema de la primera gran biblioteca de nuestra historia, la que le sustituiría durante toda la Edad Media y 200 años de propina sería la "Biblioteca del Vaticano". Esta ahorraría muchísimo más espacio, ya que solo necesitaba de un libro, el más malvado de la historia, verdugo de incontables vidas, libertades, familias, presos... No, no hablo del Manifiesto comunista, ni de El Estado y la revolución. Tampoco hablo del Corán, no. Ni mucho menos Mein Kampf. Hablo de la Biblia. Durante más de 1000 años fue la excusa perfecta para someter al peor de los yugos al Viejo Continente por completo, y a partir de 1492 al continente Americano. Como he señalado antes, no es tan hiriente la ignorancia de un pueblo cuando la censura está al orden del día, lo es más cuando la información está al alcance de un clic pero preferimos seguir cazando pokémons o usando el filtro del perro en Snapchat. No obstante, esto no sería para siempre, aunque los cardenales y obispos se lo montaran de lujo, ya que llegó el Siglo de las Luces, y las bibliotecas de todo el mundo volvieron a llenarse de sabiduría. Esta vez, a los clásicos habrían de añadirse Locke, Montesquieu, Rousseau, Voltaire, Newton, Leibniz, Galileo, Copérnico como abanderado y emprendedor, Diderot... Todos ellos trajeron no tan nuevas ideas, pero sonaban a novedosas porque llevaban quemadas casi 2000 años, a saber: el ser humano comprendido como observador y entendedor del mundo, la igualdad, la democracia, la justicia, el ateísmo, todas esas ideas que nos diferencian de los animales, aunque no está de más recordar que no somos demasiado distintos a ellos.


Tras la Revolución Industrial, ya perdida toda la ilusión por la democracia y la Ilustración, tras haber sustituido a Dios por la democracia, un cambio que hizo bien por casi 100 años a la Humanidad, vino el verdadero rey, y vino para quedarse. Vino el dinero, y vino acompañado de gigantescos mecanismos y engranajes para condenar la vida del hombre moderno a sus tiránicos caprichos. De la biblioteca de la Humanidad, no se quitó ningún libro. Es más, se añadió La riqueza de las naciones, de Adam Smith, y desde ahí los autores que dieron lugar y sustentan el neoliberalismo y el culto al dinero: Von Mises, Von Hayek, Hernando de Soto, Rüstow... Quizá a partir de entonces las oligarquías aprendieran que había que optar por formas más sofisticadas. Ya no habría que censurar libros, sino darlos todos. Tampoco los canales de televisión, sino bombardearnos con ellos. Ni siquiera con las películas. Postrándolas todas ellas ante nuestros ojos, la enorme cantidad de opciones donde elegir nos da pereza, nos atosiga, y solamente buscamos "evadirnos" de esa vida que tanto ahoga, yendo a la playa, a la montaña, leyendo un libro de autoayuda o viendo una comedia romántica. Si además la publicidad orienta nuestros gustos hacia el modo de vida que ellos desean, el hombre con el que los clásicos y los ilustrados soñaron morirá pronto. Dándonos todo es como consiguieron quitárnoslo. En Alemania mucho tiempo ha estado censurado Mein Kampf, y jamás ha dejado de haber nazis. Quizá ahora, si una persona madura lo coge, podrá saber de primera mano las miserias de Hitler y sus ideas. No le hará falta que se las cuenten en la televisión, porque ella misma podrá, cara a cara, saber qué era lo que de pequeño le dijeron que existía, había que evitar y de hecho no le dejaban investigar. Pero quién sabe si el haberlo legalizado ha sido para que nadie se interese por ello, darle hueco en los medios y seguir con la desinformación que hoy en día nos ahoga y abruma.

martes, 26 de julio de 2016

Terrorismo hoy, mañana locura

Nos ha tocado vivir (o mejor dicho, nos han condenado a vivir) una época plagada de batallas sin guerra, política sin compromiso y verborrea sin militancia. La falsedad, el doblepiensa y la hipocresía se han apoderado de esta época, la época de las democracias sin la gente. No es de extrañar que en este desesperanzador momento histórico ocurran sucesos que, dada la asiduidad con que los medios nos los ponen frente a nuestros ojos y la separación paulatina y sin pausa entre gobiernos y gente, los veamos ya con una falsa empatía terrible. Hablo de la matanza aquí, el tiroteo allí, la bomba allá y el secuestro acá. El lector rápidamente habrá relacionado lo escrito con el yihadismo y el islamismo, y en cierto modo es la parte del iceberg que nos dejan ver los medios. Sin embargo, no hemos caído en que lo mismo ocurre en Siria e Irak, y lo mismo ocurrió en Afganistán, Libia y Vietnam, con la diferencia de que en estos países el terrorista no es el ISIS, es EEUU. Para más inri, les negamos el asilo a los sirios, "bastante tenemos con lo nuestro", se argumenta desde Bruselas. Nada más que añadir.

¿Qué nos cuentan de las guerras en Oriente Próximo? Que allí abundan las dictaduras y EEUU, el país de la libertad y la democracia, se persona allí para acabar con tan ilegítima forma de gobierno. Y el mensaje cala, hasta el punto de leer a Amnistía Internacional decir que los crímenes perpetrados por los "rebeldes sirios" son accidentes sin importancia, mientras el gobierno de Al Assad es tachado de asesino asiduo, todo en el mismo comunicado. Yo, personalmente, pertenecía al sector del marxismo que se resistía a aceptar que ciertas ONGs, entre ellas la susodicha, se han vendido al país de las oportunidades hasta tal punto, pero me he acabado comiendo mis palabras con guarnición extra, ya que de paso vi, algo tarde, eso sí, cómo algunas de estas organizaciones de apadrinamiento de niños del tercer mundo se lucraban, en muchos casos no llegando el dinero aportado por los padrinos a los apadrinados. Así está el mundo, llegar a dar forma de ONG a una trama criminal. El capitalismo nos ha dado el "todo vale" y la perversión ética, y nosotros hemos vendido nuestro arbitrio a este sistema criminal.

En fin, reconduciendo el tema, recordemos ahora quiénes son los entrañables y ultrademócratas "rebeldes sirios". Para ello, hagamos un ejercicio de memoria histórica, ya que nuestro gobierno se niega a ello, poniendo un pipican con tanto desatino que se sitúa justo sobre una fosa de la Guerra Civil. En la Guerra de Afganistán, todavía durante la Guerra Fría, EEUU no vio con buenos ojos el establecimiento de un gobierno socialista afín a la URSS, ya que allí era bien sabido que había una abundante cantidad de petróleo, el líquido que ciega la razón de nuestros demócratas. En esta tesitura, EEUU no podía aceptar que en un país como Afganistán las mujeres pasearan sin velo, hubiera libertad de culto y la industria cada vez mejorara más, de mano de la riqueza de la sociedad. Así, de la nada surgió un grupo terrorista y fundamentalista islámico, Al Qaeda para los amigos, que recurriendo a la guerrilla consiguió destronar al socialismo del país asiático. Qué casualidad que después el gobierno, islamista, le vendiera el petróleo a EEUU a precio amigo. Es lo que tiene adiestrar grupos terroristas y armarlos, luego te deben pleitesía.

Pues bien, ¿quién lucha hoy contra Al Assad en Siria? Efectivamente, el ISIS. Y EEUU, ¿a quién apoya desde que empezó la Guerra de Siria? Efectivamente, a los "rebeldes sirios", los luchadores por la libertad y la democracia. Desde que empezó, no ha habido un día en el que no hayan tachado de déspota y dictador a Al Assad y hayan jaleado a los "rebeldes sirios". Es curioso que no veamos a EEUU acudir a Irán a defender la democracia. O a Arabia Saudí. Será que la democracia les importa lo mismo que sus ciudadanos. Será que lo único que les importa es el oro negro, a cualquier precio, dándole además a la industria armamentística cancha para vender su producción y de paso enriquecerse ellos también.

¿Y el título? Bien, recientemente se han sucedido varios ataques en el Viejo Continente, con el resultado que todos conocemos. Muertes, terror y de paso algún que otro delito de odio -este sí, impune- contra la población islámica. Sin embargo, uno de los ataques, así lo concluyó la policía alemana, fue perpetrado por un neonazi. Los titulares eran muy distintos. Cuando el ataque viene firmado por el ISIS, los titulares son de esta guisa: "El terror vuelve a azotar en Europa", "otro golpe del yihadismo", "Hollande anuncia un bombardeo en Alepo como respuesta al atentado ocurrido hoy en Francia". Sin embargo, el ataque en Alemania venía acompañado de unos titulares menos agresivos, a saber: "El asesino de Alemania sufría una enfermedad mental", "el nenoazi autor del ataque padecía demencia", "el informe de la policía sugiere que Anders Breivik era un lobo solitario". Así es, el nazi está loco y no hay que tomarlo en cuenta, pero el yihadismo siempre que ataca lo hace con conocimiento de causa, y siempre a nosotros, los pobres e indefensos europeos. La única intención de los medios y los poderes de arriba está clara. Estigmatizar la sociedad, segregar al islam y proteger al nazi, recuperar el racismo del siglo pasado, si es que nunca se fue. Nacionalismo exacerbado, odio racial, pensamiento único, verticalismo, control social y recorte de libertades. Más fascismo, más control, menos libertad, menos seres humanos, más máquinas.

Para acabar, quiero resaltar algo que señalé en el primer párrafo: la falsa empatía que sentimos cuando ocurre un ataque de este estilo. Nos ponemos el filtro de la banderita, el crespón negro y a hacer el paripé unos días. Qué pena que jaleemos a Hollande cuando decide bombardear Alepo. Será que solo los occidentales sufrimos terrorismo, lo que sufren los civiles sirios es democracia.