miércoles, 25 de marzo de 2015

Sí, voy a relacionar el accidente de los Alpes con política

Como supongo habrán leído en el título (condición indispensable para decidir si el artículo es de interés o no) voy a dedicar la entrada de hoy a aprovechar el accidente aéreo de los Alpes para meterme con la derecha (qué novedad). Pero no usaré solo este accidente -cuyas reacciones políticas me parecen vomitivas- para criticar esta engañosa política neoliberal en la que está sumida Europa. Hoy daré un repaso a esa "protección de la vida" que partidos políticos como Vox, el Partido Popular y otros colegas de ultraderecha usan para autogalardonarse como portadores de la justicia, la moral, la virtud y demás condiciones humanas de las cuales Aristóteles seguro dudaría, visto cómo la humanidad no las ha alcanzado 2400 años después de sus enseñanzas.
Y es que estos partidos neofascistas (pero no pertenecientes al fascismo político, este quedó enterrado en el siglo XX visto erróneamente como la alternativa al comunismo, el cual no debe ser confundido con el totalitarismo soviético; me refiero al fascismo económico, del que hablaré en otro momento) cuentan con una misma premisa en sus panfletos informativos: la protección de la vida, como ya he señalado anteriormente. Resulta que estos señores trajeados se sienten a gusto consigo mismos escribiendo en su propaganda electoral que van a prohibir el aborto con tal propósito, por ejemplo. Pero llega el momento del nacimiento y la protección de la vida desaparece. Ya no hay prohibición del fraude laboral, los desahucios, las jornadas laborales de más de 10 horas, la supremacía del derecho privado bancario sobre el derecho público ciudadano... Esta práctica tan sibarita de coronarse como protectores de la familia y la vida dejan de serlo en el momento en el que aplican sus demás políticas, y es que un programa político debe ser visto como un todo y no como un articulado que puede ser cumplido a partes, o mejor dicho, puede ser cumplido.

¿Y por qué incluyo el caso de los Alpes? Pues ahora mismo será respondido este asunto. ¿Cuántos trabajadores puteados (permítanme el disfemismo) habría en ese avión? ¿Y cuántos políticos preocupados por ellos hay en el Congreso? Exactamente, amigos incrédulos. La protección de la vida ocurre, irónicamente, antes y después de haber vivido -en el sentido más o menos estricto de la palabra, según la opinión de cada uno, es decir, desde el momento de nacer hasta la expiración-. Porque a un bebé se le protege de ser "asesinado" por aborto antes de nacer y la mala vida de un obrero se lamenta cuando está muerto, y no mientras vive oprimido por la maquinaria capitalista.
Y que no se malinterpreten mis palabras. Estoy realmente apesadumbrado por tal catástrofe, inconmensurable para quien la ha vivido de forma cercana. Lo que me parece horrible es que este Gobierno (y el de la anterior legislatura, del PSOE, con grandes consecuciones pero peores errores) se las dé de solidario cuando no le importa ceder nuestra Constitución a Angela Merkel para que esta señora la cambie a su gusto y así permitir que la Unión Europea -dejémonos de tecnicismos, Alemania- decida cuál es el déficit público.

Una mención especial a la celebérrima premisa de Vox de "defender la familia". Y es que en su simpático programa electoral encontramos propuestas tales como recuperar Gibraltar. Como si España no tuviera más problemas que un cacho de tierra en Cádiz. Además, quieren prohibir el matrimonio homosexual, alegando que un matrimonio está basado en la procreación. ¿Qué os parece, amigos? Un partido de ultraderecha con una propuesta religiosa. Y es que no podremos librarnos jamás de la influencia religiosa en la política; ojalá algún día se consiga una política, un Estado, una ciudadanía, laicas (entiéndase ciudadanía como Estado ciudadano y Estado como organismos públicos), y que cualquier persona que quiera visite la iglesia, obviamente, pero que los ciudadanos disfrutemos de algún colectivo, el Estado en sí, sin influencia de ningún tipo, porque ya los creyentes tienen su propia estructura acorde a su opinión, por ejemplo. El Estado, que debe ser laico, y englobar a toda la población, tiene por obligación ser el principal órgano de representación popular, y por tanto, carecer de orientación religiosa, étnica, o de cualquier estilo (salvando la orientación política, necesaria hacia un lado u otro según el momento, aunque considere la derecha un error. Como decía Voltaire: "No comparto tu opinión, pero daría mi vida por defender tu derecho a expresarla").

Reconduciendo el tema principal de este artículo, no creo que ni el PP ni Vox pretendan defender ninguna vida, ni ninguna familia, ni nada por el estilo. Su única intención es mantener su situación burguesa capitalista que tanto daño está haciendo a la justicia social, aparentemente conseguida a finales del siglo XX y que realmente es un artificio de estas marionetas políticas para que el nihilismo social se regocije por tenerlo todo y no haber luchado por nada. Alguien dijo alguna vez: "Todo Estado de derecho que se precie debe imitar la Revolución Francesa". O como decía Lenin: "La revolución empieza en casa".

No tengo ya intención de seguir desarrollando este tema, ya que cualquier lector medianamente activo habrá notado que mi falta de ideas desde los dos anteriores párrafos es grave. De este modo, me dispongo a concluir de forma escueta este artículo, que advierto demasiado banal desde el principio, pero también necesario a partes iguales. Así que, lectores inquietos, no crean que un partido político de derechas va a proteger vidas así por así. Recuerden que desde el principio de la política ha sido la derecha la menos proclive al avance en justicia social, y esto no va cambiar. El avance de la derecha va a remolque del de la izquierda. Esta mi pequeña teoría política será expuesta en otro momento en este mismo blog. Hasta entonces, hasta más ver.