jueves, 15 de septiembre de 2016

Esotérica península

Solo por la acera doy tumbos por entre el gentío. No me choco con nadie, están lejos. Para llegar a mi isla hay que atravesar un vasto mar, parte de él mi incómoda personalidad, parte la de los demás, parte también mis lágrimas. Con frecuencia ayudo a alguien a atravesarlo, les pido socorro, siento que corro peligro, pero pasan de largo; en la siguiente isla hay una glamurosa fiesta; en la mía, estoy intentando hacer fuego con un par de palos, frotando dos piedras. Presiento que si nadie viene moriré. De frío, quizá de inanición. O ahogado por mi mar, que cada día crece, que cada día contiene más lágrimas.